La decisión está tomada: he partido peras con Momoka y compañía y he decidido quedarme con Yori. Aun así, como nunca sé cuándo me estoy tomando demasiadas confianzas con la gente, acabo metiendo la pata con ella y sin querer le hago daño. ¿Y a quién recurro yo cuando eso ocurre? No tengo mucho donde elegir, en realidad. Solo a mi antiguo yo: Komori. Pero lo que pasa entonces es aún más cuestionable...